TUPAC KATARI, Y EL LEVANTAMIENTO CONTRA LA CORONA ESPAÑOLA
Freddy Céspedes Espinoza
Desde que se instauró la colonia española en el Nuevo Mundo, las ideas políticas que marcaron su hegemonía hasta la independencia, estuvieron basadas por la doctrina filosófica de la escolástica. Esta doctrina, llamaba a perpetuar el poder absoluto de los reyes católicos y por lo tanto, para los colonizadores, el poder monárquico tenía un “ poder divino” y no se discutía.
Pero, el descontento social entre los indígenas, crecía en forma paralela a los abusos que cometían las autoridades coloniales y el propio sistema. Estas manifestaciones de descontento se manifestaban generalmente con reclamos a las autoridades coloniales por la vía pacífica, pero no pasaba nada, mas bien se hacía más inhumana.
Desde 1572, año en que produjo el levantamiento de Tupac Amaru I y violentamente sofocada por el Virrey Toledo, marcó el inicio de una serie de movimientos contra el régimen español, algunas veces sólo de denuncia y en otros con cierta violencia momentánea.
Pero entre los años 1780-1781, hubo un levantamiento general indígena que marcó su punto más crítico con el cerco de la ciudad de La Paz.
En este movimiento general, los alzados trataron de desestabilizar el régimen imperante que se esforzaba en no perder sus privilegios y por supuesto, respondieron, la violencia con violencia.
El foco mismo de este hecho histórico, se inició en lo que ahora es Perú y que durante la colonia formaron un solo cuerpo geográfico denominado Alto Perú, hoy Bolivia y Bajo Perú, el actual vecino país.
Esta sublevación, acaudilló a José Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru, Cacique de Tungusaca que se levantó en las provincias de Azángaro, Ayaviri, Carabaya, Tinta, Lampa, Calca y Quispicanchi extendiéndose más tarde con Tupac Katari, en territorio boliviano en los partidos de Omasuyos, Pacajes, Yungas, Mizque, Porco, Chayanta, Potosí y La Paz..
Es preciso poner en claro que tanto José Gabriel Tupac Amaru y Julián Apaza, Tupac Katari, son dos personajes diferentes, uno en el Bajo Perú y el otro en el Alto Perú, pero con las mismas intenciones separatistas del régimen colonial.
Ambos, tenían los mismos postulados de justicia social, de suprimir la Mita y los Repartimientos, la supresión de los corregidores, supresión de los Obrajes, que eran primitivas fábricas textiles de paños y bayetas, célebres por sus trabajos forzados; también la supresión de las aduanas e impuestos, que gravaban a los aborígenes junto a la expulsión o exterminio de los chapetones de su territorio.
MATAR A LOS CHAPETONES Y RESTAURAR EL IMPERIO DE LOS INCAS.
La Sublevación tuvo como efecto la declaración de guerra a muerte contra los corregidores Chapetones, e instaurar nuevamente el imperio de los Incas, que los españoles habían quebrado en todas sus estructuras.
Como primera medida, se declaró la desobediencia abierta y el alboroto general, para luego pasar a cuchillo a todos los corregidores, sus ministros, caciques, cobradores y demás dependientes.
Tupac Amaru, iba en serio; apresó primero al corregidor de Tinta, Antonio Arriaga, a quien lo hizo ahorcar en el momento y en plena plaza central.
Luego, el gran número de indígenas que seguían a Tupac Amaru, permitió llegar a las cercanías del Cuzco, pero una gran fuerza militar española venida desde Lima, al mando del Mariscal de Campo José del Valle, aplastó la rebelión de Amaru en 1781.
Para controlar este gran movimiento indígena, los españoles pagaron también con la misma moneda con fuertes represalias físicas y morales, hasta que cayó prisionero Amaru y sus seguidores en Checcacupe el 6 de abril de 1781.
Una vez prisioneros Amaru, su esposa Micaela Bastidas y varios parientes y seguidores, fueron llevados a Tinta, donde 65 cabecillas fueron ahorcados.
La sentencia contra Amaru fue inhumana, porque le hicieron presenciar la ejecución de todos sus seres queridos cortándoles la lengua a sus dos hijos antes de subir al cadalso.
A su esposa le aplicaron la ley del garrote para luego colgarla en la horca; hasta que le llegó el turno a Tupac Amaru.
Su sentencia fue leída lentamente y se le condenó a ser descuartizado, pero previamente se le cortó la lengua, como escarmiento y acto seguido cuatro caballos tiraban a los cuatro puntos cardinales para desmembrarlo.
Este espectáculo, nunca antes había sucedido, afirman los testigos: “ las bestias, no pudieron dividirlo y por largo rato estuvo suspendido por cuerdas unidas a las sinchas de los caballos, y no tuvieron más remedio que cortarle la cabeza, los brazos y los pies con un filoso machete, como habían hecho antes con los otros condenados; para luego colgarlas en los diferentes pueblos, con el fin de dar escarmiento y advertencia contra futuros levantamientos.
AMARU Y KATARI PREPARARON DURANTE AÑOS EL LEVANTAMIENTO.
Según Palabras de María Eugenia del Valle, una de las historiadoras que más investigó sobre este tema: “ Los principales movimientos del Alto Perú con Katari, estaban conectados con el movimiento de Tupac Amaru en un plano vertical, no estaban en cambio, plenamente sincronizados entre ellos, en un plano horizontal “.
Los emisarios de Tupac Amaru, tuvieron conexiones para influenciar el proceso revolucionario en las villas y pueblos con la aparición de pasquines, una especie de comunicados escritos a pulso, contra las aduanas y con noticias que cundían rápidamente envalentonando a los comerciantes mestizos y los naturales para dar su grito de liberación.
Se encontrarán por supuesto – continúa - contactos, noticias mutuas, copias de proclamas y continuidad en el tiempo más que en la acción, pero en ningún caso se verá a través de ellas la presencia notoria de un jefe único, de un plan general, de una organización total o de una estrategia común”.
TUPAK KATARI ENTRA EN ACCIÓN
Los primeros pasos de Tupak katari, se inician en febrero de 1781, en la región de Sica Sica, provincia intermedia entre Oruro y La Paz. En pocos días fueron levantadas con gran violencia las ciudades y pequeños pueblos vecinos de Ayo Ayo, Calamarca, Caracato, Sapaaqui, Laja, Viacha, Pacajes, Yungas, Omasuyos y Larecaja, hasta terminar a mediados de marzo de 1781, cercando la ciudad de La Paz.
En todo ese periodo, el caudillo atacó y dirigió personalmente la actuación; sin embargo, es tan oscuro su origen y tan misteriosa su aparición que los españoles creían que quien maniobraba era el propio Tupac Amaru, pero no era así.
Tupac Katari, logró mantener autonomía en sus actuaciones, pero hace conocer a José Gabriel Tupac Amaru, lo que está haciendo en este lado de la frontera, por lo menos en lo que respecta al sitio de La Paz y a la sujeción de las provincias cercanas a ella.
Esta es la época en la que Tupac Katari despliega su mayor vigor. Tiene junto a sí a dos mujeres excepcionales, a Bartolina Sisa, su esposa, y a Gregoria Apaza, su hermana.
También tiene capitanes al mando de miles de soldados con estrategias guerreras, cuenta con fusileros, y artilleros criollos, mestizos o negros, todos de gran utilidad. Se ha rodeado asimismo, de familiares y capellanes que contribuyen a darle un aparato administrativo y la aereola de prestigio que necesita, puesto que se ha nominado a sí mismo Virrey.
SU PERSONALIDAD.
Según las descripciones que nos llegaron de los testigos, Tupak Katari era de estatura mediana, su rostro no era atractivo, tenía brazos y piernas robustas; además, tenía ojos pequeños que demostraba viveza y resolución.
Cuando se produjo el levantamiento de La Paz, contaba más o menos con treinta años y se comunicaba en la lengua madre, el Aymara. Tenía un carácter misterioso y cruel al momento de intervenir en los ataques contra los blancos.
UNAS VECES DE INCA, OTRAS DE ESPAÑOL.
Tupac katari, vestía en algunas ocasiones el traje y las insignias de los monarcas incas con mascaroncillos dorados en cada rodilla y en cada hombrera; también un sol al pecho le daba el brillo respetable de soberano.
Otras veces, usaba el pantalón de paño, las medias de seda y la chaquetilla de terciopelo de los españoles para remarcar su singularidad frente a la masa indígena que le seguía.
En el punto más crítico para los españoles, Katari, llegó a levantar hasta cuarenta mil indígenas, a quienes los mantuvo unidos y disciplinados por más de nueve meses.
Como ya dijimos anteriormente, su movimiento era también social y racial como los anteriores, pero con la diferencia que ahora él era el jefe, el cual siendo iletrado, sin prestigio social ni económico; ni mucho menos antecedentes de nobleza indígena, tenía la fuerza necesaria de cohesión grupal y poseía condiciones políticas para aglutinar en su movimiento a un grupo unido formado por indígenas de diferentes provincias.
KATARI Y EL MESIANISMO AYMARA.
Tupak katari en su alzamiento, utilizó elementos religiosos para dar solución a los problemas de orden social, racial, político y económico.
Es un jefe que organiza y manda a sus seguidores en nombre de Dios de la fe católica y no de los dioses andinos.
En una de las muchas cartas que envió al gobernador de La Paz, le recordaba: “ Que a los españoles les ha de pesar al querer propasarse, porque, en lo tocante a las providencias, las tengo sobresalientes afirmaba; pues soy mandado de Dios, y que ninguno tenía potestad de hacerle nada, porque todas las palabras que él decía, era obra del espíritu santo ”.
EL CERCO DE LA PAZ.
Más o menos en diciembre de 1780, los españoles estaban anoticiados de los movimientos de Katari, de querer acabar la población de la Paz con sus bravos guerreros. Decidieron por tal motivo, construir murallas en los alrededores. También se construyeron trincheras de defensa que son arduamente trabajadas durante tres meses, sin estos recaudos, La Paz hubiera caído fácilmente en la primera incursión del caudillo.
Para marzo de 1781, La Paz, parecía un castillo medieval rodeada de muros con sus respectivos puestos de custodia.
Cuando los ataques comenzaron por el mes de marzo, especialmente por las noches, se oían gritos de hostigamiento contra los que estaban detrás de la infranqueable muralla.
Muchos de los soldados de Katari, trataron de hacer forados con barretas y picotas por donde tenían planeado ingresar a la ciudad, pero el resguardo de los soldados reprimía contra los sitiadores causándoles muchas víctimas.
A las tres semanas del cerco, se iba notando ya el hambre de los sitiados, algunos salían a buscar algo de alimento hacia las afueras del muro, lo cual por supuesto, estaba prohibido, pero el hambre, especialmente de los niños y mujeres, obligaba a salir arriesgando la propia vida.
Muchas de estas personas que se atrevieron, nunca más volverían, pues los sitiadores les daban su escarmiento.
A la falta de alimentos, se cernía otro problema, el agua. Las fuerzas de Katari, habían desviado los canales de suministro de agua hacia otros lados, sólo las vertientes y algunos pozos, podían suministrar este vital elemento, causándoles a los sitiados problemas intestinales.
Para el 31 de marzo de 1781, Tupac Katari, bajó a San Pedro y Santa Bárbara con mucha pompa en medio de clarinetes y haciendo reverencias burlescas, que los indígenas celebraban con cientos de aplausos. Estas apariciones de Katari tenían comitivas de 500 a 600 personas armadas; y que en muchas ocasiones se llevaban los santos de las parroquias, tal el caso de San Pedro, para trasladarlas posteriormente hacia capillas del Alto.
Es que katari mandó a construir en el Alto, una capilla, una especie de toldo del tamaño de una habitación, donde se rodeaba de sus allegados.
Allí estuvieron también colocadas las imágenes, un santísimo sacramento y un órgano traído desde La Paz para acompañar los oficios religiosos.
Sentado en su interior junto a su esposa y sus seguidores, Katari oía misa celebrada por algunos sacerdotes, que se encontraban por su voluntad u obligados por las circunstancias.
Según testimonios de los religiosos que participaron en estas ceremonias religiosas, Katari tenía una cajoncito de plata que siempre llevaba en sus bolsillos, el cual abierto un tanto, miraba adentro y la cerraba rápidamente, y de cuando en cuando, aproximaba a su oído, dando a entender a todos, que alguien le hablaba u ordenaba en las estrategias que iba a emplear para acabar con los españoles.
SE ACABÓ LA COMIDA.
Ya en la segunda mitad de abril, la situación de hambre se hizo más desesperante pues morían cada día a montones, ya no había qué comer, muchos buscaban sus alimentos entre los pellejos, suelas, petacas y algunos, rebuscando algún grano entre la basura o el estiércol, pues ya se acabaron las mulas, perros, gatos y todo lo que se movía.
Ante tal suplicio, decenas de personas insepultas, se hallaban muertas en las calles, con el estómago hinchado por efecto de la descomposición y la disentería.
En tanto, la única esperanza de los españoles era la ayuda del ejército de Ignacio Flores un quiteño que tuvo que abrirse campo a fuerza de armas de fuego y espadas. Se calcula que unos mil doscientos soldados de Katari, murieron en la refriega, hasta que finalmente llegaron a La Paz donde fueron recibidos con gran algarabía y repiques de campanas por parte de los españoles.
EL CALVARIO DE LA CIUDAD.
Cuando el ejército español llegó a La Paz, encontraron una ciudad destruida, no había mucha gente, muchos desertaron y existía un olor fétido en las calles por la peste desatada.
Muchos, pese al auxilio, todavía morían en el hospital, otros especialmente los esclavos negros, habían sido desamparados por sus amos, porque ya no podían darles nada de comer y estaban tirados en las calles.
Según los informes en esos últimos días se habían enterrado por lo menos seiscientos españoles que murieron de disentería y otras fiebres malignas.
Este ejército, había traído también ayuda alimenticia consistente en ganado en pie, granos y papas, que no abastecía a la población de esqueletos andantes; algunos salieron fuera del muro con la idea de reabastecerse de comida, pero los indígenas no estaban vencidos y seguían con la matanza en Achachicala y Achocalla.
Después de estar pacificada y los indígenas emprendieron la retirada momentánea, el ejército de Flores también emprendió la retirada hacia Oruro con la promesa de volver pensando tal vez, que los españoles ya no los necesitaban. Pero en realidad los soldados de Katari, estaban ocupados construyendo una represa en los nacientes del río Choqueyapu, que la lanzaron con un violento turbión de lodo y agua contra la ciudad, destruyendo puentes y casas y matando a varias personas.
La miseria y el hambre nuevamente hizo presa de los españoles, hasta que llegó otro ejército al mando del Teniente Coronel, José de Reseguin para definitivamente pacificar a los aymaras.
Para el dos de Julio de 1781, Bartolina Sisa esposa de Katari cae prisionera y es sentenciada a la horca cuando contaba sólo con 31 años.
Este ajusticiamiento, produjo el desbande del valeroso ejército de indígenas y el casi enloquecimiento de su esposo, que al no contar con el apoyo de su esposa, fue también hecho prisionero y traicionado por los indígenas de Chinchaya que lo entregaron a los españoles.
Inenarrable y horroroso fue el fin de este prohombre aymara, que al igual que Tupak Amaru, fue descuartizado bárbaramente en el cantón de Peñas.
Con el apresamiento de Tupak Katari, que fue entregado por los indígenas de Chinchaya y trasladado a Peñas para su ajusticiamiento, se cerró un capítulo de estos hechos que fueron de tal magnitud que sobrepasaron muchas veces en importancia a los acontecimientos de las otras regiones de ambos virreinatos; sin exagerar, fue uno de los movimientos más originales dentro del conjunto de las sublevaciones populares indígenas en el siglo XVIII y que permitió fortalecer y acelerar el movimiento revolucionario contra la colonia española.
Fuentes:
EL CERCO DE LA PAZ, María Eugenia del Valle.